Al llegar al cole, los chicos se han comido
su merienda. A una de las niñas resulta imposible darla de comer. Todo lo que
come es líquido o puré. Tiene momentos en los que sí come, pero casi siempre se
enrabieta y hecha o tira toda la comida que le das. Los demás chicos de mi
clase comen bastante bien, a algunos hay que darles de comer porque no tienen
la coordinación suficiente para sostener los cubiertos y llevarse la comida a
la boca ellos solos.
En el recreo hemos quedado todos los chicos
de prácticas para acordar y preparar la representación que vamos a realizar el
último día de clase, junto con otras actuaciones de los alumnos y profesores
del colegio. Todos estamos muy ilusionados y participativos con esta propuesta porque
vamos a poner nuestro granito de arena para que todos (profes, alumnos, padres...)
pasemos un día inolvidable.
En las últimas horas de clase hemos puesto en
el ordenador un cuento y canciones del otoño, y hemos ido a la sala de vídeos a
ver la tele. Parece que con lo que más se entretienen y prestan algo más de atención
estos chicos son con los medios audiovisuales (aunque no siempre). Hay
ocasiones en las que sí miran la pantalla del ordenador o la televisión y
están, durante algún tiempo, pendientes de los dibujos que aparecen. Pero otras
veces no se inmutan ante canciones alegres y divertidas, colores y dibujos
llamativos, los movimientos…
Ya sabemos el día que vamos a cambiar de
clase. Por una parte, estoy contenta porque voy a conocer cómo se trabaja en otra
clase con chicos que tienen otras dificultades, pero también me da un poquillo
de pena porque ya me he acostumbrado a los chicos de mi clase, a sus
características, sus rutinas, su trabajo diario…y los he cogido mucho afecto y
cariño.
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