Al llegar a
la clase, los niños se han comido su almuerzo como todos los días y han salido
al recreo. En el descanso hay que estar muy pendientes de ellos porque algunos
se tiran al suelo, se pegan, se descalzan, intentan desnudarse, tiran arena a
los demás…
Después del
recreo, la tutora los ha leído el cuento de Pocahontas y los ha hecho algunas preguntas
sobre éste: ¿quién es la protagonista?, ¿cómo se llama su amigo?, para fomentar
la interacción, aunque resulte imposible que te contesten. Luego, hemos
trabajado con bits de imágenes divertidas para enseñar a los niños a reconocer
palabras y formas, a mejorar la coordinación y a promover su creatividad. Se
trata de emparejar una imagen con su homólogo o con su color.
Antes de comer, hemos vuelto a cantar la canción “Lávate las manos”
para motivar y enseñar a los alumnos los hábitos y rutinas a la hora de la comida
y para su higiene. Aquí dejo la canción que me parece muy sencilla y
entretenida. Además de cantarla, hacemos los gestos para que los chicos centren
su atención y sigan la canción.
Lávate las manos
antes de comer,
come despacito
y mastica bien.
Luego cuando acabes,
no lo pienses más,
cepíllate los dientes,
riki, riki, rá.
A última hora
ha llegado el fisioterapeuta para trabajar con la niña que tiene dificultades
motóricas. La han empezado a dar pequeñas crisis epilépticas (siempre la suelen
dar después de comer) y la ha tumbado en la colchoneta que hay en el aula para
relajarla y atenuar estas crisis.
En esta hora,
a los niños se les nota cansados y por eso trabajamos con ellos actividades más
divertidas y entretenidas como puzles, canciones, cantajuegos…
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